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viernes, 13 de noviembre de 2015

Malala no solo de educación vive el hombre


Hace algunas semanas atrás asistimos a través de nuestros televisores a la entrevista que la periodista española Ana Pastor hiciera a la actual Premio Nobel de la Paz, la joven paquistaní Malala Yousafzai. En dicho encuentro, la ferviente luchadora por el derecho a la educación para todos los niños y niñas de su país, y del mundo (que casi le cuesta la vida), enfatizaba la palabra 'educación' como única herramienta para la sobrevivencia, el desarrollo y bienestar de los pueblos. 
Sin embargo, considero que paralelamente a la educación tiene que ir la alimentación, el acceso a los servicios sanitarios y por supuesto a una educación digna. ¿Por qué comento esto? 
Cuando hice mi primer Máster en Marketing, por allá en los noventa nos adentramos en el estudio de las necesidades y revisamos unas cuantas teorías entre ellas la 'jerarquía de las necesidades' de Abraham Maslow. En la base de su famosa pirámide, se encuentran estas necesidades básicas de las que hablamos anteriormente o 'primigenias' como el psicólogo las llamaba.  Así por ejemplo, sin alimentarte de manera adecuada, no puedes desarrollarte ni pensar bien; sin un techo no puedes estudiar, sin descansar no puedes vislumbrar claramente las situaciones y sin poder alcanzar un equilibrio físico y mental no puedes pueden encajar del todo en la sociedad.
Un hallazgo muy importante de este investigador, es que para llegar a la cúspide de su pirámide, donde se encuentran las necesidades de autorrealización, es necesario superar cada uno de los niveles siguientes a saber, es decir, hay que cubrir las necesidades de seguridad, de aceptación social y autoestima.  Un consejo útil y a tomar en cuenta para lograr que países que tienen escasos recursos puedan progresar. No solo de educación vive el hombre.